La noticia
sobre un nuevo museo que se abrirá sobre el solar de un edificio cedido por el
Ayuntamiento de Madrid a la “Fundación Emilio
Ambasz” en el Paseo del Prado, que narraba El País y Madridiario
el miércoles pasado, no tendría mayor trascendencia que la de añadir un
elemento más al triángulo del arte.
Primera cuestión ¿cómo se ha podido hacer esta operación
sobre un edificio del Área de las Artes catalogado como singular?.
El Ayuntamiento de Madrid cambió la catalogación del
edificio para
permitir que sea reducido a escombros, porque lo que cede es el solar para la
construcción de este nuevo museo.
El
País calificaba al edificio como “cadáver” y “tóxico por el amianto” que se
convertirá en:
“Un museo de arquitectura que sustituirá un
edificio cadáver por un jardín con cuatro paredes diseñado por Emilio
Ambasz...Se instalará en el número 30 del paseo del Prado, en el modesto rincón
que ahora ocupa un edificio del Ayuntamiento largamente olvidado de todos, un
edificio "en malas condiciones, sin salidas de emergencia, que no cumple
los requisitos de seguridad". Un edificio, según Ambasz, cubierto de
venenoso amianto,..”
Este
edificio albergó en parte de sus dependencias a la UNED hasta el 2010. Y
,ahora, en ese espacio no hay nada. ¿Será por eso cadáver?. Sin embargo, si se
mira bien la foto, por la fachada que da a la calle
Gobernador, frente al CaixaForum, se verá
un cartel que sobresale, ahí se encuentra desde hace más de 30
años el Centro Municipal de Salud del Distrito de Retiro. Donde a día de hoy siguen atendiendo a la población que acude al
centro, un equipo de trabajadores sanitarios. Eso da pie a otra pregunta más
grave, si es cierto lo de la toxicidad por el amianto del edificio, ¿por qué el
Ayuntamiento y su Departamento de Riesgos Laborales han permitido que tanto
trabajadores, como población general y sensible como son niños y embarazadas,
estuvieran sometidos a este peligro?.
Los
sanitarios de este CMS se enteraron por la prensa, hace dos días, de que su
lugar de trabajo iba a desaparecer y que, además, habían estado todos estos
años expuestos al veneno del amianto.
Ningún responsable del Ayuntamiento, ni de Madrid Salud, les
había dicho nada ni antes, ni ahora.
Y los Sindicatos del estado, callados como suele ocurrir.
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