El capitalismo estrangula, para no hundirse. Imposible poner más parches
a un sistema que hace aguas por todas partes. Reformas laborales,
leyes, cuentos de crisis… los capitalistas lo han intentado todo para
hacernos creer que tienen voluntad de mejorar un “estado de bienestar”
que nunca ha existido y nunca existirá. El bienestar en este sistema
capitalista es para los que tienen el poder y las
riquezas: empresarios, financieros, políticos, millonarios.. Durante
siglos se han dedicado al expolio de la clase trabajadora. Un sistema
donde los/as que tienen una vida ociosa y opulenta reciben todas las
riquezas y los/as que trabajan toda su vida para producir reciben sueldos
de miseria. No es un problema de partidos, o de gestión, sino una
consecuencia inevitable de admitir el sistema parlamentarista, que surge
de la desigualdad y solo puede crear desigualdad.
Gobierno tras gobierno, desde hace décadas, los dueños del tinglado
han tirado de la soga todo lo que han podido. El autoritarismo parlamentario,
plegado a los intereses de los empresarios, y con la complicidad
de los sindicatos a sueldo del estado, nos ha clavado reforma tras reforma
eliminando poco a poco todos los derechos que tanto sudor y
sangre costó ganar con las luchas obreras del pasado. Aumento de la
edad de jubilación, aumento de la jornada laboral, disminución de salarios,
destrucción de la negociación colectiva, privatización de los servicios
públicos…. Y si lo hacen es porque nosotros/as se lo
permitimos, pues si ellos tienen el poder, las leyes, las armas, los
jueces, etc, nosotras/os tenemos el arma más poderosa contra la que
nada pueden hacer: la capacidad de paralizar la producción: la
HUELGA GENERAL. Pero una huelga indefinida que paralice el
país, acordada en las asambleas de trabajadores/as (y
no en las cúpulas sindicales), que obligue al capital a ceder ante las
exigencias del pueblo, y en la que busquemos una forma de llegar a la
igualdad, repartiendo riqueza y trabajo entre todos/as: una nueva organización
social.
La reforma laboral daba total libertad a los empresarios para usarnos
como mercancía de usar y tirar. La subida de todos los precios, bajada
del paro, pensiones, sueldos, y la eliminación por decreto de todos los
derechos laborales van a llevar a miles de personas a la miseria. Mientras
recortan gastos estrangulando a la gente, los banqueros, políticos,
empresarios y aristócratas siguen viviendo como dioses, sin perder ni
un euro.
El paro aumenta sin remedio. Los más de 5 millones de parados/as de
este país no tienen esperanza porque ya no existen puestos de trabajo
para todo el mundo. Según las empresas acaparan los medios de producción
y según se mecanizan todos los procesos, la mano de obra ya
no tiene lugar en la cosmovisión capitalista. Solo trabajan los que sigan
siendo útiles para asegurar sus perpetuas ganancias, mientras se quedan
sin cubrir muchas necesidades de la sociedad ¿Hasta cuando?
Desde CNT tenemos muy claro que esto se producirá sin vuelta atrás
hasta que el pueblo se levante y decida que no está dispuesto a soportar
más. Pero para ello primero debe entender que los trabajadores tenemos
una necesidad imperiosa de organizarnos. Y no de cualquier
manera. Sólo la participación horizontal en la toma de
decisiones, dejando en la cuneta de la historia a líderes y cabecillas
puede conducirnos a un proceso en el que la huelga general indefinida
acabe por parar esta barbarie en la que malgastamos toda nuestra vida
para enriquecer a unos pocos, recibiendo a cambio míseras condiciones
laborales y sociales.
Igualmente sabemos que la situación actual es responsabilidad de muchos
de los que ahora claman por la movilización, gracias a los cuales,
por ejemplo, hoy nos jubilamos a los 67 años. Si la clase trabajadora no
rompe con el modelo sindical actual de subvenciones y liberados seguiremos
atados a una correa estirada o recogida por la patronal según
convenga al momento.
LAS ASAMBLEAS DEBEN MULTIPLICARSE, creando conciencia de la
necesidad de una huelga general indefinida. Una huelga surgida del
pueblo, pues somos nosotras/os las/os que construimos el mundo y
las/os que tenemos derecho a decidir cómo queremos que sea ese
mundo.
TODO EL PODER A LAS ASAMBLEAS
HACIA LA HUELGA GENERAL INDEFINIDA
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